martes, 24 de agosto de 2010

Parnassius apolo - en la lista roja de especies amenazadas..

Parnassius apollo – Lista roja de especies amenazadas


Con su blanca palidez - Procol Harum..

Imágenes dedicadas a a Isabel Martinez Pérez, Secundino Ordoñez, Alfredo M. Rubio, y por supuesto a Pedro Candela y Miguel Sanjurjo, referencias en cuanto a fotografías de mariposas y conocimientos se refiere y cuyas Galerías por su interés y calidad de imagen se merecen una obligada visita y a quienes les agradezco infinitamente su invitación
Isabel Martinez Pérez..
Rubio41..
Amoriau23..
soyitus..
Miguel Jacobo Sanjurjo Franch..

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Tras casi un año de paciente espera, una vez mas fuimos en búsqueda de mi admirada Parnassius apollo, el pasado año solo conseguimos una foto casi casual, así que de nuevo lo intentamos en la confianza de conseguir al menos verla volar.

Iniciamos el camino en la ladera sur de la Cordillera Cantábrica en dirección a Asturias, a una altura de mil seiscientos cincuenta metros vi volar una de ellas, pero la brisa la alejó, siempre ladera arriba.

Ese día tomamos imágenes a muchas otras mariposas, Melitaeas, pequeños licénidos, Erebias y presenciamos una extraordinaria explosión demográfica de Menalargias, pero el intenso calor y un sol de justicia nos hicieron retirarnos, agotados. Nuestra perra casi se bebió toda el agua..

Lo interesante vino en los días siguientes..
Una semana después, un amigo me hablaba de un lugar, un posadero, “dormidero”, donde las Parnassius se retiraban a descansar tras el ajetreo del día con las últimas luces del atardecer.

Había que ir por la tarde y a última hora, cuando el sol pierde intensidad, es entonces cuando frenan su incansable vuelo, es el momento en el que buscan una planta y se detienen hasta el día siguiente.

Ya cuando me lo estaba contando, me sonaba a cuento fantástico, como la lectura de los viajes de descubrimiento de Diderot o Bouganville, de la búsqueda del paso del Noroeste o del árbol del pan, la situación del mítico cementerio de los elefantes o las minas del Rey Salomón.

Era emocionante, hablo en serio.. que suerte conocer un lugar así, pensar que aún quedan lugares cuasi secretos.

Habría que tener en cuenta que las montañas proyectan su alargada sombra antes de que el sol se oculte, así que intentamos llegar antes de la hora para situarnos en el terreno, no es una broma llegar hasta allí..

El INM daba “para la muy lejana localidad mas cercana”, un cero por ciento de posibilidades de viento, a mi me parecía imposible pues después del calor del día y a esas alturas se forman térmicas y brisas, como así sucedió.

A pesar de la operación salida de vacaciones, el viaje fue largo pero sin incidentes ni retenciones, el único problema fue salir del coche, dichosa lumbociática..

Después de un “agradable paseo” a la espera de que las sombras se alargasen, con la perra suelta espantando mariposas, volvimos a las rocas calientes en espera de tener la suerte de ver volar a la inmensa mariposa, casi ocho centímetros de envergadura...

Aurora iba con Nora unos cien metros mas alta que yo y logró ver al primer ejemplar cuando se posaba, la perra se echó detrás de ella, seguro que por cansancio, mientras fotografiaba a la apollo, yo intentaba subir a su altura antes de que levantase el vuelo o cambiase de posición, pero no me dio tiempo, llevaba unos días con ciática y me costaba levantar la pierna, llegué allá arriba.. aunque tarde, así que consideré que lo mejor era sentarse a ver lo que se movía..

Esperé media hora que me pareció interminable, pues la luminosidad seguía bajando, y el viento subiendo, aún confiaba verlas apoyadas en flor, y cuando ya la luz era y anaranjada, cuando el sol estaba casi rozando las cumbres aparecieron dos ejemplares que ascendían entre las peñas como saliendo de entre la sombra, fue emocionante, pude oír claramente su batir de sus alas, una se la llevó el viento, a unos diez metros de mi, rocas arriba, la otra se posó sobre una escabiosa, a mi lado, estuve como un minuto inmóvil, no quería precipitarme ni moverme para que mi sombra no la inquietase, afortunadamente llevaba el objetivo adecuado.

Apoyé mi cabeza en el suelo sobre una mata de brezos que pinchaban lo suyo, luego fue el codo, la cadera, hasta que ya no quedaba nada que me quedase por "pinchar", opté por quitar la mochila y apoyarme sobre ella, el viento la sacaba constantemente de encuadre, buscaba primeros planos.

Para compensar la brisa tuve que subir el ASA, para y elevar la velocidad, el problema era levantarme para cambiar de posición, habría sido capaz de haberme echado sobre ortigas, una ocasión así tal vez no vuelva a presentarse nunca, puede que algunas de las fotografías estén un poco justas de composición por sus bordes, la focal era fija y estaba demasiado cerca, arrastrarme hacia atrás era una opción pero aquello estaba demasiado punzante, como el viento barría las hierbas había que anticiparse a su movimiento, en cierto modo previsible.

A los quince minutos la sombra de las montañas se llevó aquella luz mágica, era momento de recoger y bajar con cuidado manteniendo la verticalidad, estábamos contentos.
La lumbalgia casi no me dejó salir del coche, complicado ya fue entrar.

A veces se me escapa la risa pensando en lo curioso de las situaciones en las que nos vemos metidos y de lo que somos capaces de hacer, la cantidad de anécdotas que se esconden detrás de cada una de nuestras imágenes.

Pensaba que vería muchas Parnassius durmiendo, pero en aquella estrecha canal yo solo vi tres, ¿eran todas las que había ¿ la cosa está peor de lo que creía, el cambio climático las obliga a subir en altura, pero ya les queda poco que subir, es triste ver colonias tan escasas de ejemplares, pero nos consideramos afortunados, el pasado año solo vimos una, vamos mejorando..

En las altas cumbres de la Cordillera, en Picos de Europa, tal vez, por su difícil acceso, por lo inhóspito de la situación de sus poblaciones, puedan tener mas probabilidades de subsistencia, las del resto de la Cordillera Cantábrica, en altitud mas limitada, lo tienen mas complicado.

Ahora toca esperar un año mas para intentar verlas en cópula, nuevo desafío..

Para saber mas acerca de la Parnassius apollo pueden leer mas datos en la web de Asturnatura, en una ficha redactada por mi buen y admirado amigo José González Fernández, autor de “Mariposas diurnas de Asturias”, un libro web que contiene imágenes y sinopsis de todas y cada una de las Mariposas de éste territorio.

Parnassius apollo - Asturnatura..

Mariposas diurnas de Asturias, un libro web, un inmenso esfuerzo..
autor: José González Fernández, Oviedo, Asturias.

Parnassius apollo

Tras la cópula, los machos segregan una sustancia que se endurece con el aire y que depositan bajo el extremo del abdomen de la hembra, éste tapón corneo llamado sphargis, evita que la hembra vuelva a copular, una especie de cinturón de castidad, posteriormente la cuidadosa puesta de huevos, uno a uno, se realizará sobre de sus plantas nutricias o en sus inmediaciones.
Su cuerpo está recubierto de una fina capa de vello.

Sempervivum

La Sempervivum es una de las plantas nutricias de las Parnassius apollo, sobre las que ponen los huevos o en sus cercanías, la puesta, he leído, que la hacen delicadamente, huevo a huevo..
Es una planta preciosa.

Parnassius apollo

Las mariposas no solo necesitan la luz del sol, también agradecen el calor de las piedras, a veces captan la luz con las alas abiertas o las pliegan orientandolas al sol como una vela, incluso se inclinan para conseguir un ángulo óptimo y giran sobre si mismas para "solearse", son todo un espectáculo.

Parnassius apollo

En los últimos minutos previos al atardecer, la sombra llega, la máquina biológica se detiene, demasiado peso para moverse sin los rayos de sol, su tamaño llega casi a los ocho centímetros, el batir de sus alas es perceptible y me han dicho que por un ejemplar encontrado muerto, su cuerpo "pesa"...

Parnassius apollo

En un acercamiento a sus alas, apreciamos que parecen hechas de papel vegetal, traslúcidas y como se verá en algunas de las próxima imágenes, casi trasparentes.

Parnassius apollo - detalle de ala

La composición de sus escamas hace que sean capaces de transformar la luz del sol en energía, Heliostatos vivientes con una tecnología natural de casi doscientos millones de años de antigüedad, aunque tal vez impresione mas escrito en numeros..200.000.000 de años, casi nada..

Muy dispersa en su distribución en la Cordillera Cantábrica, se encuentra amenazada, en situación calificada de vulnerable, debido al cambio climático y a la masiva captura por coleccionistas que posteriormente las comercializan por varios medios en los que evidente tambien está incluido Internet.

Parnassius apollo

Conviene recordar:
La mariposa “Apolo” es la única especie española protegida por el Convenio CITES.
La CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres) es un acuerdo internacional concertado entre los gobiernos . Tiene por finalidad velar por que el comercio internacional de especímenes de animales y plantas silvestres no constituye una amenaza para su supervivencia.

Y.. un año mas vuelvo a avisar, tengo las Mariposas contadas, así que ojo !

GRACIAS por haber llegado hasta aquí, si habeis leido todo ésto, soy unos Santos !

Todas las imágenes fueron realizadas con Mariposas en libertad, sin manipulación alguna del medio.



MAS ESPECIES EN PELIGRO POR PERDIDA DE SUS HABITATS, LISTADOS DE LA UNIÓN INTERNACIONAL PARA LA CONSERVACIÓN DE LA NATURALEZA -- Extraer los PDF pulsando sobre "Related Downloads"- lo distribuyen en tres listados..

miércoles, 27 de enero de 2010

Sucedió en un bosque..

Sucedió en un bosque..

Stairway to heaven..

Desde hacia mucho tiempo tenía la sensación de que había muchas cosas que se escapaban a su mirada. Sabía que normalmente todos tendemos a observar nuestro entorno en su aspecto global, prescindiendo de lo obvio, lo más cercano, lo inmediato. Como suele suceder, los árboles no le dejaban ver el bosque.

Durante años lo único que había visto del paisaje eran las piedras del camino.

Ahora, con algunos años más encima, aprendió a caminar más lentamente, a disfrutar de lo que le rodeaba sin la carga de aquellas pesadas mochilas.
Aprendió a mirar el paisaje y llegó a adquirir unas ciertas habilidades de observación, llamaba a los elementos de la Naturaleza por su nombre y respetaba cada ser que la componía, nada le era ajeno, minerales, fósiles, árboles, plantas y animales, fuesen pequeños o grandes, precisamente todo aquello que antes le había pasado inadvertido, al fin se había dado cuenta que el placer residía en andar el camino y no en buscar el final del mismo.
Así que los recorrió de nuevo todos, y todos ellos le parecieron distintos. Cuanto veía era nuevo para él, otra concepción de lo que le rodeaba se abría ante sus ojos.

Estaba asombrado de su nueva percepción de las cosas, con su mirada cuadriculaba el paisaje y se recreaba en cada una de sus parcelas, parcelas de realidad que siempre estuvieron ahí y que por mirar sin ver le habían pasado hasta ese momento inadvertidas.

Aprendió a integrarse en el entorno. Se sentaba quieto, inmóvil, en cualquier recodo. Al principio no veía nada, pasado el tiempo, tras un periodo difícil de precisar, comenzaba a ver…, por unos momentos se fundía con el paisaje.
Pero aún tenía la sensación de que había algo más, hasta aquel día no supo que era.

Tal vez en los distintos estadios de la evolución del ser humano, aquello que sucedió fuese parecido al cúlmen, fuera lo que fuese, superó con creces su mayor expectativa.

Caminaba entre un bosque de hayas, cerca de la Peña Blanca, el bosque autóctono vegetal se alternaba con abundantes ejemplares de acebos y tejos. La luz se filtraba jugando con sus reflejos sobre las amarillentas hojas a los que parecía pintar de de luces, brillos y sombras. El suelo se había cubierto a base de otoños de una densa capa de hojas secas, haciendo inestable el terreno. La inclinación hacía que el esfuerzo fuese considerable. Jadeante se sentó sobre el mullido suelo y apoyó su espalda al abrigo de un tronco caído. Respiraba agitadamente, pero poco a poco su ritmo vital se fue acompasando al del entorno que le envolvía.

Tras unos minutos, inmóvil, observó como un raitán buscaba comida en el suelo del bosque, entre las hojas que había pisado, finalmente voló al árbol donde él se apoyaba, a muy escasa distancia de su cabeza, y antes de que se diese cuenta, desapareció.

Descansó su mirada sobre un retorcido tejo que tenía enfrente, a pocos pasos. Diferente al resto, destacaba entre sus compañeros de bosque, tal vez por su edad. Acarició con su vista las ramas, sus peculiares hojas, y ya estaba bajando por el tronco cuando algo llamó su atención, creyó ver algo, algo que nunca antes había visto, era como los dibujos que se esconden en esos gráficos hechos con puntos de colores que solo logras ver si los miras de una manera especial.
Fue algo mágico, fuera de su control.

Estaba siendo testigo de como la savia fluía a través de aquel vetusto gigante. Quedó como hipnotizado ante lo que en un primer momento creyó que era una proeza de su imaginación. La visión fue fugaz, y tras desaparecer aquella imagen, el oscuro tronco del árbol volvió a cobrar forma ante sus ojos.

Con las últimas horas del día, los árboles tomaban tonos rojizos en la parte alta del monte, era el preludio del crepúsculo, tras el cual la oscuridad lo invadió todo. El familiar zumbido de los insectos cesó.

Mi amigo continuaba inmóvil. A través del follaje vislumbró las primeras estrellas, en aquel aparente silencio perdió la noción del tiempo y fueron únicamente los ruidos del bosque los que le devolvieron a la ”realidad”, a la percepción más cercana.

¿Que fue aquello?, Creía haber adquirido mucha práctica en ver lo que él llamaba “ la realidad ”, Pero algo así excedía incluso al mejor de sus sueños.

Escuchó a sus pies el ruido de un ratón de campo al moverse entre la hojarasca y a lo lejos oía el ulular de algunas aves nocturnas.

En aquella oscura soledad, tal vez cualquier otra persona albergase miedo, pero él no se sentía intimidado ante aquel mundo de sombras, de tener que definir su estado de ánimo, la palabra sería paz, tranquilidad, aunque no por eso dejaba de tener la sensación de ser un observador observado, sensación que ya tuvo al entrar en el bosque.

Sus ojos ya se habían acostumbrado a la penumbra y ya lograba ver claramente la silueta de los árboles cercanos. En su estado de abstracción no era consciente del tiempo transcurrido, lo que por otra parte no le preocupaba en absoluto.

Poco a poco una débil luz llamó su atención, pensó que su imaginación de nuevo le estaba traicionando, así que cerro sus ojos durante unos segundos. Cuando los abrió, todo seguía igual, no era un sueño. En todo lo que alcanzaba su vista un sinfín de luminosos filamentos ascendía por cada uno de aquellos árboles como una irreal fosforescencia. La savia fluía. La vida se desarrollaba, a otro rítmo, en silencio, con demora. Una extensa red de capilares distribuía aquella vida líquida, incluso el tronco sobre el que estaba apoyado tenia débiles hilos brillantes.
Ante aquel milagro, ante aquel espectáculo grandioso, sintió lástima de estar solo, de no poder compartirlo con alguien, ¿quien podría creerle?.

Avanzaba la noche, la luna creciente con su pálida luz permitía ver mejor los contornos de los árboles cercanos.
Al no haber ya total oscuridad la intensidad del fenómeno perdió su tenue brillo y conforme la luna trepaba al zenit, aquella visión desapareció.
Se quedo pensando y llegó a la conclusión de que el bosque no era únicamente un conjunto de árboles aislados, sino un único y enorme ser vivo.

No pudo valorar lo sucedido como intranscendente. Dicen que en la vida de las personas hay algunos hechos que condicionan la forma de ser o de actuar en el futuro. Sin duda aquello fue un claro ejemplo.

A veces lo encuentro con su máquina fotográfica por alguno de esos perdidos caminos, en los altos de Yernes, bajo un árbol, en el cauce de un río, en un recodo. Con sus largos silencios intuyo que me quiere contar algo, supongo que considera su secreto como una pesada carga. Algún día sabrá que lo que vio es solo el principio, ¡ hay más!, Pero cada uno debe de recorrer su propio camino en el conocimiento. Nada es imposible si el que mira lo hace con los ojos del alma.

El sol se ponía cuando cansados, nos acomodamos bajo aquel castaño hueco de Coalla. Al fondo, tras los helechos, cerca de donde meses antes estuvimos filmando unas libélulas, los avellanos envolvían al río las Varas.
La noche incipiente prometía ser para mi amigo, os lo puedo asegurar, una revelación de lo más interesante, esta noche, por fin, tendría un testigo.

El que ésto escribe tenía una gran imaginación, pero a veces necesita que las cosas sucedan realmente, me apoyaba en la confianza de que la mayoría de las ocasiones la realidad supera con creces a la ficción..

Ardilla en contraluz

Recuperado de mi agenda de notas, debió de suceder sobre 1996..