viernes, 5 de junio de 2009

Ecología acústica - El oído natural

Ecología acústica - El oído natural

Echoes of nature - Ecos de la Naturaleza

Hace algunos años tenía por costumbre el pasar la noche del Viernes en una cabaña situada a unos mil metros de altura, subía con la suficiente antelación para poder ver el atardecer dede una despejada collada, aquello acabó convirtiendo en un ritual que posteriormente compartía con un amigo, en mi casa lo vieron como un alivio pues no les hacía ninguna gracia el que estuviese allí solo toda la noche, el subir de Abril a Setiembre con mi amigo Cesar me proporcionó una experiencias increíbles y un medio para para liberar el estrés de la semana.

Llegada la oscuridad hacíamos fotos a las constelaciones según trepaban por el cielo, hubo noches en la que solo el rocío nos obligaba a retirarnos y otras en las que el alba o el cansancio nos obligaban a recogernos.

En esos minutos posteriores al atardecer solían darse unos espectáculos sonoros impresionantes, sentados sobre un tronco de madera y al refugio del amplio soportal de la cabaña, escuchábamos a los mirlos que cantaban manteniendo un claro y entretenido diálogo, nunca se interrumpían. Había una conjunción de sonidos que los acompañaban, las ranas y zumbidos de insectos rellenaban lo que para un oído no atento sería el silencio del campo, con la oscuridad las aves nocturnas comenzaban sus ululares desde un cercano bosque.

En un ejercicio de silencio escuchábamos a los cencerros del ganado pastando, los de los caballos sonaban durante toda la noche, pero las vacas sonaban menos pues se acuestan, intentábamos calcular cuantos sonidos diferentes había por la diferencia de tono de sus "cencerros", todo parecía formar parte de una sinfonía natural, pero yo ignoraba su alcance.

Pasaron los años y un buen día del 2001 leí en un periódico un reportaje sobre "El oído natural", un interesante artículo de Stefano Russomanno en él que venía a decir entre otros temas de gran interés, que nuestro sentido del oído se estaban atrofiando.
Fue entonces cuando llegué a los trabajos de Murray Schafer quien afirma en su libro "El Paisaje sonoro", ("Soundscape") que el mundo es una inmensa composición natural.

Entiendo que en éstos tiempos, todos parecemos hacer gala de una falsa ética ecológica, vivimos tan rápidamente que no prestamos atención a lo que nos rodea, no practicamos la escucha natural, todo un mundo de sorprendentes voces está ahí afuera, pájaros, insectos, ranas, el viento, las hojas de los árboles, la lluvia al caer, el ruido del agua en un arroyo, las castañas al caer, no hay tal silencio, sino un increíble y bello concierto lleno de matices.

El compositor canadiense descubrió que hay un ritmo y una relación entre los sonidos de la Naturaleza, variable segun las diferentes estaciones del año, Hay una relación entre el todo. Un avión que pase por un determinado medio Natural, es un ruido invasivo que provoca variaciones en la "Biofonía", las ranas, por ejemplo, practican una especie de coro en el que no sobresale ninguna sobre otra, solo una subida de tono significa alerta, el paso del avión provoca su silencio, silencio que es aprovechado para cazar por depredadores oportunistas.

Murray propuso que deberíamos a comenzar a escuchar ese aparente ruido en el que se esconde toda una sinfonía Natural una composición de la que todos somos compositores, en un acto que el denominó como "ecología acústica" y comenzó a grabar un inventario del paisaje sonoro, mapas acústicos del mundo, intentando establecer una relación entre el hombre y los sonidos que le rodean. El Universo es una enorme orquesta.. Mientras el sonido de las ciudades aumenta, disminuye el sonido de la Naturaleza o al menos somos nosotros los que perdemos la capacidad de escucharlo por atrofia.

Recuperar el oído natural es algo prioritario o irremediablemente perderemos la última oportunidad de percibir el encanto de esa partitura natural, un concierto que se ejecuta cada día..

"Al final -antes de que mueran los ecos de los bosques- puede que deseemos escuchar atentamente los paisajes naturales que todavía existen. Cuando lo hagamos descubriremos que no estamos aislados, sino que somos una parte esencial de un frágil espacio biológico. ¿Cuántos hemos escuchado el mensaje del Jardín del Edén a tiempo? El susurro de cada hoja y de cada criatura nos implora que protejamos el origen natural de nuestras vidas, el cual, en efecto, puede albergar secretos de amor para todos los seres vivientes, especialmente para nuestra propia humanidad. Esta música divina está desapareciendo a gran velocidad; se acerca el momento en que quizá tengamos que testificar mientras los espíritus de los animales regresan para una caza final.">

Aquella noche de Agosto, preferí dormir al raso, los perfiles de las cercanas montañas me daban la referencia para el paso de las estrellas, las constelaciones se sucedían y era perceptible el amanecer de las estrellas por el giro de la tierra, los murciélagos se acercaban y se alejaban con un perceptible batir de alas y a mi alrededor toda una sinfonía de sonidos acordes me trajeron el sueño, en la lejanía unas lechuzas competían por hacerse oír, fue lo último que escuché hasta el amanecer, me recibió con un inmenso mar de niebla bajo mis pies digno de recordar, alrededor, la sinfonía continuaba con diferentes músicos y novedosos instrumentos, se les habían unido los cuervos y las calandrias y los alimoches, en silencio, permanecían en lo alto como cometas, esperando a que los primeros rayos de sol formasen las térmicas que les harían ascender con comodidad, lamentablemente no recuerdo mas detalles excepto una sensación de bienestar.

A lo largo de los años después de haber leído los trabajos de Murray, percibí que tomaba otra conciencia de lo oido, desde entonces he escuchado cosas insólitas que resultarían dificiles de creer, y me he sentido en ocasiones un ser privilegiado. Fue como poner gafas a alguien que no ve bien, todo es diferente cuando alguien te muestra hacía donde mirar u oir. La vida es un conjunto de pequeñas cosas, nuestros recuerdos estan formados de vivencias, imágenes, olores y por supuesto de sonidos.. son el conjunto de nuestras experiencias vividas.

Agradezco la oportunidad de haber escuchado los sonidos de los Bosques de Asturias, en el Reino del Busgosu de Díaz-Formentí, un mapa sonoro de un bosque Asturiano a lo largo de todas las estaciones.
José María Fernández Díaz-Formentí

Mi reconocimiento a los trabajos de Carlos de Hita y a tantos otros especialistas que hacen grabaciones del sonido natural de nuestra tierra y permiten con ello que lo disfrutemos desde la comodidad de nuestras casas, lo que provoca que mi perra acabe mirando en toda dirección buscando la procedencia del sonido, acaba oliendo los altavoces, y a veces se sienta a oirlos, sabio animal..
www.elmundo.es/especiales/2008/05/ciencia/sonido_naturale...
www.elmundo.es/especiales/2008/05/ciencia/sonido_naturale... Directorio de sonidos
www.elmundo.es/especiales/2008/05/ciencia/sonido_naturale...
ante ésta última grabación mi perra ladró una vez, gruñó varias veces y mordió el mueble del altavoz..

La información que hay en Internet sobre éste tema es mas que abrumadora, pero de lo mas interesante..

Podría parecer que tengo una buena memoria, la tuve, ahora ya no.. utilizo apuntes que en su día tomé en agendas, recortes de periódicos y la inmensa biblioteca de internet, el dar una cierta coherencia a éste escrito me ha llevado mucho tiempo, al final escogí la foto de un Raitán, es un viejo conocido con el que voy a desayunar a menudo. No solemos hablar mucho, solo compartimos un crujiente bollo de cuernos..

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